Cuando una persona vigila, persigue o impone su presencia o su contacto a otra persona, puede estar cometiendo un delito de acoso, castigado incluso con penas de prisión de hasta 2 años.
El delito de acoso abarca una variedad de conductas que consisten en molestar de forma grave a la víctima, hasta el punto de alterar gravemente el desarrollo de su vida cotidiana.